viernes, 12 de abril de 2013

Si la Barbie mexicana hablara.

Cuando leí el artículo que hablaba del lanzamiento al mercado de una versión mexicana de la Barbie® con perro chihuahua y pasaporte incluido, me dejé llevar por los comentarios bastante razonables que dicen:
"En México el tema de que la muñeca vaya con pasaporte incluido es especialmente sensible porque en Estados Unidos viven unos seis millones de mexicanos de manera ilegal que pugnan desde hace años por una reforma migratoria que regularice su situación."
Reforzando este tema, en el Censo último de Estados Unidos –el de 2012- se estimó que de los 51 millones de hispanos, el 65% eran mexicanos. Expertos lamentan el que esta lucha no haya tenido la importancia suficiente debido a que estamos frente a un país con psique social muy compleja: todavía en los años 60 se veía gatear y en pañales a la lucha por los derechos humanos, recuperando espacios comunes para incluir a la gente de color a regañadientes. Misma suerte han tenido las luchas por los derechos de los homosexuales y las comunidades migrantes.

El pensamiento apelmasado de la cultura gringa (por englobar a la sociedad en su representación política mayoritaria) no da espacio suficiente a iniciativas que den pie al reconocimiento de la diversidad que ya se vive en ese país. Tanto demócratas como republicanos siguen teniendo serios problemas para dar cauce a leyes que regularicen las normas de convivencia entre nativos americanos y migrantes latinos.

En la vida real se vive otra cosa: ciudades como Los Angeles y Miami son lugares en donde se han gestado sincretismos muy interesantes de estudiar, y en donde gran parte de la población habla español. En las grandes ciudades como Nueva York y Las Vegas la palabra "extranjero" no tiene cabida práctica, puesto que se han convertido en capitales del mundo en donde siempre hay turismo internacional y estudiantes de intercambio.

Sin embargo la incomodidad que gira en torno a la Barbie® mexicana que ilustra esta entrada va más allá de las políticas migratorias imprudentemente (o mañosamente) representadas por su pasaporte y su perrito chihuahua (la raza más pequeña de perros que existe). También es importante poner atención en un artículo de consumo como este, porque nos habla de muchos más aspectos de la idiosincracia norteamericana de los que podríamos pensar.

Si la Barbie mexicana hablara, ¿qué explicaciones nos daría?

  1. El concepto de mexicanidad. Soy morena.
    Los mexicanos provienen de diversas tribus mesoamericanas que vivieron en el enorme territorio nacional hace miles de años. Cuando llegaron los españoles en el siglo XVI, la mezcla de razas dio origen a varias castas producto de la llegada de caucásicos, asiáticos y esclavos negros que se distribuyeron por los diversos estados de lo que hoy conocemos como la República Mexicana. Por ello es que México es conocido por su gran variedad de fisonomías: de rasgos chinos en el sureste, italianos e ingleses en el occidente o negroides en ciertas zonas de Veracruz y Tabasco, por citar algunos ejemplos.

    El cliché de que la mayoría de los mexicanos somos morenos puede basarse en el tiempo anterior a la conquista en que nuestras razas (diversas también en ese entonces) compartían el color de piel tabaco-rojizo y cacao que también compartimos con los ancestros de los habitantes de Estados Unidos de América. Basar la fisonomía del mexicano en un color de piel y pelo oscuro remite al tiempo en que aún todos eran pueblos indígenas, por lo que la concepción de una persona mexicana en este caso es comparativa a la de un indio.

    Actualmente los muy diversos grupos de razas indígenas que quedan en el país sufren de marginación en su propia tierra, son poblaciones olvidadas y en muchos sectores de la población aún son considerados como una vergüenza que debería desaparecer. Las poblaciones indígenas sufren en su mayoría de pobreza y rezago educativo. Se han hecho grandes esfuerzos por insertarles dentro de la población modernizada imponiéndoles una cultura estándar sin respetar sus lenguas, tradiciones y cosmovisión milenaria.

    Los pueblos indígenas llamados peyorativamente indios (en su mayoría morenos de cabello negro) son la clase social más baja incluso en el interior de México. Cualquier rubia natural de Guadalajara se sentiría poco identificada (y quizá hasta ofendida) con un estereotipo de mexicanidad como el de esta muñeca. Pero bueno, concedamos que en su inmensa mayoría, la población femenina correspondiera con este modelo: incluso a las mujeres que sí poseen esas características de piel y cabello se les ha enseñado a buscar modificar su apariencia con modelos aspiracionales que se alejan del origen indígena de la población.
  2. El concepto de belleza femenina. Soy sexy.
    No obstante la intención de "acercarse a las raíces" de la población mexicana obscureciéndole la piel a la Barbie® y tiñéndole el cabello de negro, sus rasgos faciales se quedaron en lo occidental: españolizados. La cara estándar del molde de la Barbie® original tiene muy breves variaciones: los labios son más carnosos por sugerir voluptuosidad. ¿Acaso tiene que ver con la fogosidad con que se ha dotado de fama a la comunidad latina? Los ojos adormilados, sugerentes, cafés y de pupilas dilatadas como todas las barbies. La nariz un poco más chata que la respingada de la original, pero no completamente para no obligar a sacrificar cierta simetría a la que obliga el maquillaje perfecto. El perfil de la muñeca no varía del de la original, así como tampoco lo hacen las dimensiones imposibles de su cuerpo y la sensación de fragilidad que otorga adquirir una muñeca con cuerpo adulto fácilmente desnudable.

    Sobre la concepción de femineidad que maneja la marca Barbie® de la empresa Mattel® desde sus orígenes poco hay que agregar en esta entrada: es bien sabido que las feministas contemporáneas han querido acabar con el modelo que sugiere como valores internacionales de la mujer la belleza inmortal, la sonrisa perfecta, los hoyuelos en las mejillas, la raza blanca, la extrema delgadez, las proporciones casi extraterrestres, los pies predispuestos a calzar tacones y su incursión profesional en múltiples actividades sin dejar de ser coqueta y delicada.

    Se podría platicar mucho sobre este estereotipo, pero sobre ello ya se ha dicho bastante, y a pesar de que no es la primera vez que la muñeca Barbie® se disfraza de distintas nacionalidades (mi hija tuvo un álbum de estampas con más de 500 vestuarios típicos de todo el mundo), el impacto que tiene sobre la educación sexual de las niñas (y también niños) en todo el mundo no puede ser ignorado. Sin la orientación necesaria los pequeños aprenden a que las niñas juegan con muñecas y no los niños, que el universo de lo femenino está representado por el color rosa y el olor a fresa, ambos conceptos que se vuelven despreciables para los varones, relacionados con la cursilería y el romanticismo como privativos de la naturaleza de las mujeres.

    Cuando adultos, quienes crecieron influenciados por el "mundo Barbie®" aprenden que sólo la pareja heterosexual es la legitimada socialmente, que el varón es el que conquista y provee, que su obligación es ser guapo y exitoso económicamente, y que la mujer siempre es complaciente con los caprichos sexuales del hombre: su principal objetivo es verse bien sin importar cualquier cosa que emprenda en la vida, y por lo tanto su principal pecado es la vanidad. Cuando se asocia a la mujer con el pecado o la maldad, se acrecienta el temor y por lo tanto la tendencia al odio hacia la misma. Sólo para que no digan que no es importante.
  3. El concepto de moda. ¿Soy fashion?
    Es muy interesante revisar cómo está vestida la Barbie® mexicana. Si traemos a cuento el que importantes diseñadores como Versace o Dior han hecho vestidos para la muñeca más famosa del mundo, podremos ver que no estamos ante un artículo de lujo. Es una colección barata destinada al público general, no exclusivamente coleccionistas, por lo tanto no valía la pena romperse tanto la cabeza en un modelo de ropa demasiado representativo.

    Ya en antiguos intentos la Barbie® disfrazada de mexicana apeló a extrañas interpretaciones del traje de China Poblana, uno de los más vistosos que ha vestido la mujer en este país y cuya imagen fue popularizada de forma importante por los calendarios que pintaban a la mujer mexicana como pinup ranchera (y de cuya influencia hablaré en una entrada posterior a esta). El traje de China Poblana fue usado primeramente por las prostitutas en la época de la Revolución que trabajaban en cantinas o poblados donde no existía la luz eléctrica. Para hacer resaltar su presencia por las noches y atraer a virtuales clientes, adornaban sus faldas con espejos que reflejaban la luz de la luna o del fuego, modelo que después se fue engalanando con bordados de oro. Pero ese obscuro pasado fue sustituido por la truculenta historia de una mujer de origen oriental que vivía en Puebla y solía vestirse de ese modo. También antes la Barbie® se había pintado el pelo de negro y se había vestido como las damas que acompañaban a las grandes estrellas del cine ranchero.

    No voy a hacer un tratado de la gran variedad de trajes típicos que tienen las mujeres en México, pues habría sido muy difícil escoger entre la jarocha, la mestiza y la tehuana por mencionar sólo algunos. Mattel decidió inspirarse (según la descripción oficial) en el traje usado por la americana Catherine Zeta-Jones en la película La máscara del Zorro, protagonizada por el español Antonio Banderas y basada en un cuento español que se desenvuelve en un entorno español. Como la película fuera filmada en gran parte en territorio mexicano, a su diseñadora le pareció sencillo tomar como modelo un vestido de hombros descubiertos que usó la sensual actriz (blanca de cabello castaño y ojos miel) asumiendo de ello la inspiración para vestir a "la mexicana", agregándole un imperdonable color rosa, encajes por aquí y por allí, y lo mismo con los listones de colores. Según ella se inspiró en "el tradicional mariachi y las marimbas".

    Algunos diseñadores independientes han sido más atrevidos al intentar mexicanizar a la Barbie, pero la popularidad de la muñeca ya es polémica de origen, por lo que nunca habrían faltado señalamientos que apelaran a los contenidos que ya hemos señalado en este escrito.

    En el terreno de la moda ser complaciente es más difícil que en cualquier otro medio, por lo que a veces apelar a lo más sencillo y colgarle la etiqueta de "original" salva de muchas situaciones. La diseñadora es norteamericana de origen presumiblemente coreano.En mi opinión personal el vestido es horrible, desechable, banal. Probablemente es producto de esa mezcla de no sé qué tantas cosas que son los mexicanos fronterizos y que son los que más tienen a la mano para inspirarse, pero que nos dicen lo mismo de cómo son vistos: horribles, banales ("listos para cualquier fiesta") y desechables.
  4. El concepto de mercado: Soy barata
    Como ya decíamos, no es un artículo de lujo, la colección se agranda con diferentes países que en este año incluyen a la holandesa, la española, la chilena, la francesa y la hawaiiana entre otras. Si pensamos que los coleccionistas pueden llegar a comprar más de 150 muñecas con todos los vestuarios del mundo, la venta se convierte en un gran negocio.

    Seguramente serán de edición limitada, lo que las encarece después por muy feas que estén algunas como en este caso, la mexicana, que echándole un ojo a las demás, es de las peores vestidas de la colección.

    Pero no voy a ahondar en las estrategias mercadológicas porque no son mi fuerte y porque al igual que la Coca Cola®, Barbie® es una de las marcas mejor posicionadas a nivel global de todos los tiempos. No necesita demasiado para seguir asegurando sus ventas, y quizá una de las estrategias sea precisamente la de crear polémica y parecer accesible tanto a los compradores de colecciones como a las niñas de todo el mundo. La muñeca cuesta un aproximado de $300 pesos, más cara que las barbies sencillas, pero aún cómodo de pagar por la clase media y mucho más cómodo para la clase alta. Me imagino perfecto a las niñas de Las Lomas jugando a que la Mexico Barbie® es la sirvienta de las demás barbies rubias... si mi hija jugaba a que su barbie de imitación a la que se le cayó pronto todo el cabello, era la "Barbie con cáncer", ya se imaginan de lo que es capaz la imaginación de los niños... ¡regálenle mexicobarbies a los niños del Juguetón de TV Azteca! Son baratas pero más caras que las originales (entre mayor sea la caridad, mayor la satisfacción personal), además están re feas. Perversa que soy.
  5. El concepto de ciudadanía: Soy legal
    Y bueno, al final no por ser lo menos importante, sino lo más discutido, la cuestión del pasaporte y la especie de tributo u ofrenda que simboliza lo que cada Barbie® de cada nacionalidad va cargando en su entrada a los Estados Unidos. ¡Porque no puede ser interpretado de otra manera! Marca americana, diseñadora americana, todos los visitantes nos aportan algo de sus naciones y son bien recibidos, siempre y cuando lo hagan legalmente.

    El amor que los gringos le tienen a las leyes no podía ser representado de mejor manera. Y es ofensivo como ya lo han dicho mucho, pero es bueno contextualizar y ver desde dónde está siendo creada para entender el mensaje que está transmitiendo. De la misma forma en que analizamos los demás aspectos que tienen que ver más con lo que a la temática de este blog competen, podríamos decir muchas cosas sobre la situación de los migrantes en Estados Unidos, pero no podríamos dejar de resaltar la situación de los mexicanos, quienes compartimos frontera con ellos y diariamente mueren muchos por intentar pasar de ilegales. Sería lo mismo si hubieran hecho una Barbie® cubana con una balsa o una boina comunista. El tema es espinoso y en verdad fue muy insensible su concepción. Desinformada o estratégica, cómo saberlo.

GRACIAS A KAZBAM POR ATINARLE POR FIN A ALGO DE LO QUE ME INTERESÓ ESCRIBIR

ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN:
Aquí un proyecto de otro tipo de muñecas: http://smoda.elpais.com/articulos/artista-wendy-tsao-transforma-munecas-en-iconos-feministas-quitandoles-el-maquillaje/6857

1 comentario:

  1. Me gusta tu post. Coincido contigo cuando hablas de los estereotipos acerca de lo mexicano.

    Ah, me tomé la libertad de escribir sobre el mismo tema, ¿le echas una leída? Legalmente Barbie.

    Saludos.

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